Cultura

“Desde el cortijo de mis padres, el santuario se ve como un barco en medio de un mar de encinas”

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—Nuestro cortijo está en la parte de abajo del santuario que se ve como si fuera un barco en medio de un mar de encinas.

Son las palabras de  Juan Bautista Escribano, el pregonero de la Virgen de Luna del próximo año. No sabemos cómo será  el 7 de febrero del 2021. ¿Habrá terminado la pesadilla del coronavirus? ¿Dejarán ir al Santuario, en ese día de aglomeración, porque ya han sacado una vacuna? ¿Se podrá ir en coche si no ha llovido mucho?

Lo que sí sabemos es que los Escribano Cabrera y otros vecinos, estarán dispuestos a prestar su cerca para que aparquen los romeros  y para que pasen un día bueno de Romería. La suerte de Juan Bautista y de sus hermanos, es que ellos han vivido muchos días de campo  cerca de la Virgen de Luna al estar lindando con ella. Él, con su habitual elegancia, modestia y saber estar, dice que le ha pillado por sorpresa el nombramiento.

—No me lo esperaba. Yo soy simplemente un vecino de la Virgen—nos dice con la humildad que le caracteriza.

Vecino desde niño de la Virgen. Muchos recuerdos de su infancia  están cerca del Santuario, alejados del tiempo pero cerca de su memoria. Y es que como él dice «es un orgullo tener a la Virgen de Luna  como vecina». La tiene desde que sus padres lo llevaban allí y las primeras veces fue en un esportón según le contaba su madre.

—Son recuerdos emocionantes, como son los recuerdos de la infancia. Imagínate que un niño crece al lado de donde se apareció la Virgen,  al lado de donde todo ocurrió, con el arroyo, con aquel pozo… pues es maravilloso. Además en la infancia donde todo se siente tan fuerte—dice con entusiasmo.

Las preguntas de niño siempre están ahí.  Con mucha más emoción, si ese niño, desde pequeño, mostró siempre una sensibilidad especial. Juan Bautista es de esas personas comprometidas con la sociedad. Profesor al que sus alumnos han adorado, escritor de cosas de enorme valor-aunque él le reste méritos a lo que hace- y también buen pintor. También le gusta plantar árboles. Su abuelo Juan le ayudó a que hoy tenga esa afición, aunque cuenta que estando en Azuel como profesor le pasó una historia que alimentó más su pasión por plantar.

—Estaba en el tiempo de recreo en la escuela plantando un árbol cuando una persona que iba con su burra se paró y me llamó para decirme: «Oiga, eso  que está haciendo es muy importante pues usted no se meterá en la sombra de ese árbol pero los que vengan después sí». Aquellas palabras de ese hombre mostraban la verdad de la vida.

Juan Bautista Escribano es el mayor de nueve hermanos, que fueron llegando al mundo y, poco a poco, visitando el campo con esos paseos al Santuario.

—Cada año íbamos  ganando algún miembro—comenta Juan Bautista—Nos contábamos las historias de unos a otros. Ahora nos juntamos y entre abuelos, hijos, primos y nietos, ya somos una tribu.

Ellos hacían un camino a la Virgen más corto, del cortijo al Santuario. Por ello, tiene otra perspectiva. Las cosas son también desde donde las mires y cómo las mires.

—El otro día hice el camino a la Virgen con mi mujer y al llegar a la cruz de la Coguchela aprecié que se divisa, cada vez más y mejor, a Villanueva de Córdoba porque van cayendo encinas.  Antes no podías ver Villanueva. Desde la cruz se ve primero el santuario y luego el paisaje de encinas. Desde mi cortijo lo ves desde abajo y primero son las encinas terminando al fondo con el Santuario.

En su pregón estarán presentes sus vivencias y muchas personas. Entre ellas su hermana Claudia y Pepe Pozuelo.

—El año pasado le escribí tanto a mi hermana Claudia y a mi amigo Pepe, ellos han hecho ya su camino. Al final, en la meta entras solo.

Escribano Cabrera dice que el traje le viene grande. En realidad, le vienen a medida para un buen pregón. También tiene alma de escritor. A él, le gusta recordar las frases de una poesía de Hilario Ángel Calero:

—Virgen de Luna, con tu nombre, mi madre, mecía mi cuna. Y me dormía soñando que la Virgen me sonreía.

Esperemos que le sonría la suerte en su pregón. Juan Bautista, el vecino de la Virgen de Luna, será el encargado de abrir la fiesta allá por el mes de febrero. Esperemos que ya haya pasado el coronavirus y que se pueda celebrar un gran día de Romería. Suerte.

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