23 de mayo del 2021. Calor en el Manuel Polinario de Puente Genil. Mucha gente en la grada. Se juegan los play-off para la 2ªRFEF entre el Salerm y Pozoblanco. Los 22 jugadores saltan al campo. Hay un juvenil entre ellos: Migue Sánchez.
Se ven las caras de tensión: hay mucho en juego. El jugador que parece más tranquilo es precisamente el chaval. ¿Cómo es posible? Migue Sánchez entiende el fútbol como un deporte para disfrutar y ser disfrutado. Sabe de fútbol y lo que hace en cada momento. Cuando le preguntas por sus inventos dice “que le salen de dentro”. Tiene una capacidad asombrosa para improvisar una jugada y volcar el balón a ambos lados. Haciéndolo todo bien y correcto. Con su juego enlaza la media con la delantera: desequilibrante.
En el primer balón que agarra en Puente Genil, se lo enrosca a la bota y lo suelta al espacio. Todo muy natural. Hubo momentos del partido en los que jugó de medio centro, otros ejerció de media punta y hasta de delantero. Aparecía por todos lados porque se situaba bien, porque ve el espacio, el pase. Las primeras del partido las puso él todas: centros, pases en profundidad, cambios de ritmo. Las sutilezas llevaban su sello con su intuición y con su pierna zurda espectacular. Siempre que recibió, giró sobre sí mismo, buscando tener todo el campo de cara, en panorámica, que es lo que le gusta a los jugadores con vocación de mando como él. Para mí fue el The Man of the Match.
Ese es Migue Sánchez que el año que viene estará en la disciplina del Real Valladolid. Triunfará. Es un jugador distinto, con un disparo descomunal con su pierna izquierda que abrasa los guantes de los porteros, inteligente, con chispa y magia, y que hace que el balón corra en todas las direcciones. Muy vertical y trepidante, que tiene siempre mucho protagonismo en el campo. No se raja en los partidos, siempre tan entusiasta y tan constante. Su pasión y su duende harán de él un jugador fabuloso. Las maneras son excelentes.