Polideportivo Municipal, 11:57 del domingo 30 de mayo. Manuel Fernández sale del vestuario. Se acerca al lugar donde Agustín y Eva le esperan con un cuadro. En él, Manolo está en un partido entrenando, vestido de traje y corbata. No sería el único recuerdo pues sus amigos y unos niños le hacen entrega de otro obsequio. En la grada le aplauden casi todos. Luego llama a su hija que trae unas flores y él reparte. Les hace entrega de una rosa a las mujeres del equipo y del club. Las jugadoras están conjuradas para ofrecerle la última victoria. Lo consiguen. Largos y sinceros abrazos de felicitación recibe al final del partido, uno por uno. «Gracias», es la palabra que repite constantemente a las muchas felicitaciones que recibe. Emociones a flor de piel. Es el último partido o, en verdad, el último partido no existe. Siempre crees que vendrá otro. Y si no, que volverás algún día. Es como la tan manida penúltima copa (la última nunca). Todos queremos seguir saboreando la vida, aunque sabemos que algún día se nos acabará. Ayer acabó la etapa de Manuel Fernández al frente del C.D.Pozoalbense.
Hubo lágrimas (de él y de más de uno y una). Tiene mérito lo que ha hecho en el club. Otra cosa es que se le quiera reconocer. Eso de ser profeta en tu tierra es complicado. Lo fue, en gran parte, porque siempre hay gente que sabe aplaudir las bondades de los demás cuando hace algo grande. Él lo hizo. Ha situado al equipo en el play-off de ascenso a la máxima categoría del fútbol femenino. ¡Casi nada! ¿Cómo lo ha hecho? Pues poniéndose al mando técnico de un grupo que le ha seguido. Sabe transmitir. Y motivar. No es tampoco de los que se asusta aunque precipicios hubo para caerse unas cuantas veces.
Comenzó su andadura llenando de ilusión todo. Estaba convencido de que el fútbol femenino en Pozoblanco llegaría lejos. Tiene la virtud de saber vender un proyecto deportivo. No solo hay que ilusionar al equipo, también a la afición.
«Sé que nadie no apostaría a principio de campaña un solo euro porque seríamos campeones en la primera fase y jugar el play-off de ascenso, pero también sé como son mis jugadoras, su corazón, su esfuerzo y el cuerpo técnico que tengo». —dijo.
No era cuestión de que el equipo funcionara y que el entrenador estuviera más o menos acertado en sus planteamientos. Era algo que iba más allá del campo y de la caseta. Su etapa en el club ya ha terminado. Con éxito. Creo que se echará de menos.
