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Fallece Eliseo Morán, el cirujano que atendió a Paquirri en la Plaza de Toros de Pozoblanco

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Tras varios días en el hospital de Cruz Roja ha fallecido el cirujano taurino y ganadero Eliseo Morán Gómez a los 88 años de edad, quien aunque nacido en Salamanca se sentía tan cordobés como el primero. En esta tierra echó raíces, aquí nacieron sus hijos y el embrujo de Córdoba le cautivó para siempre. Y Córdoba, agradecida le devolvió agradecida ese cariño, encumbrándolo como prestigioso cirujano.

Imagen del homenaje que se le tributó en Pozoblanco

COGIDA DE PAQUIRR EN POZOBLANCO

Trabajó como cirujano en la Plaza de Toros de Pozoblanco, de forma que tuvo que atender a Paquirri tras la difícil cogida de ‘Avispado’ el 26 de septiembre de 1984 en la que Paquirri resultó mortalmente cogido por el toro Avispado, un ejemplar de la ganadería de Sayalero y Bandrés que alcanzó al torero de Barbate cuando trataba de ponerlo en suerte ante el caballo.

La tremenda cornada y el ingreso en la enfermería de Paquirri están instalados en la memoria popular gracias a la cámara de Antonio Salmoral, también fallecido, que inmortalizó el diálogo del torero con el médico mientras trataba de atajar la copiosa hemorragia de su muslo derecho, completamente seccionado a la altura del triángulo de Scarpa.

“Doctor, la cornada es fuerte, tiene al menos tres trayectorias: una para acá y otra para allá. Abra lo que tenga que abrir y lo demás está en sus manos”, fueron las palabras del famoso diestro que, precisamente tenía previsto culminar la temporada en la plaza de Pozoblanco después de compartir cartel con José Cubero Yiyo –trágicamente muerto en Colmenar Viejo (Madrid) menos de un año después- y Vicente Ruiz El Soro.

Fue Eliseo Morán el que, después de estabilizar al matador decidió su traslado por carretera a la residencia hospitalaria Reina Sofía de Córdoba, un angustioso viaje complicado por el estado de las carreteras de la época que culminó en el Hospital Militar, a la entrada de la ciudad, cuando Paquirri ya había fallecido.

TRAYECTORIA

Eliseo Morán estudio el bachiller en su tierra natal, Salamanca, y se licenció en la  Facultado de Medicina especializándose en Cirugía General. Por azar profesional llegó a Córdoba en el año 1963, con intención de marcharse al poco tiempo. Su puesto de trabajo en el Hospital de Agudos, que estaba enclavado en el barrio de la Judería donde hoy está la Facultad de Filosofía y Letras, le permite pasear, perdiéndose en el laberinto de las callejuelas y conversar con las gente, lo que es la realidad de una ciudad, palpando el ambiente de la misma. Este contraste, este sabor tan distante de las ciudades y el ambiente de Castilla, termina cautivándolo y le pasó lo que a tantos y tantos, que se quedó para siempre. Córdoba es así, cuando te abraza lo hace de verdad y es imposible rechazar ese amor. Así que aquí se casa, aquí nacen sus hijos, de aquí son sus amigos y aquí desarrolla toda su vida profesional hasta la feliz jubilación.

Uno de los pilares del encaje y éxito del Dr. Morán Gómez aparte de por sus innegables conocimientos profesionales, ha sido su carácter amable y cercano. Es muy difícil que este hombre pudiera pasear por la calle sin tener que detenerse a charlar con alguien de cuestiones profesionales o de toros. Bien es sabido que en Córdoba se hace una tertulia en cualquier esquina, pero si encima eres persona afable y comunicativa, como es el caso de Eliseo el efecto se multiplica hasta el infinito.

Eliseo nació en el seno de una familia muy aficionada a la fiesta de los toros, con alguno de sus miembros haciendo sus pinitos ante los astados. Imbuido en este ambiente, no es de extrañar que sienta pasión por el mundo del toro. Por sus conocimientos profesionales se convierte en cirujano taurino, alcanzando un prestigio tal que son numerosas las veces que salió de nuestro país a divulgar sus conocimientos en conferencias, debates y congresos. La tarde en que fue mortalmente cogido el diestro Francisco Rivera Paquirri en la plaza de toros de Pozoblanco, Eliseo Morán actuaba como cirujano.

Pero la afición y la inquietud de Eliseo Morán Gómez eran tan enormes que cuando podía estar en casa tranquilamente, gozando de un merecido descanso, decide hacerse ganadero de bravo. Así que compra una punta de ganado y, aunque todavía era ganadero en proceso de crianza y selección, lo que lidia da un juego magnifico. Los toros de Eliseo Morán que pastan en “La Morantilla”, en el término municipal de Montoro, están poco a poco, con su bravura y nobleza, respondiendo a la ilusión y confianza que tiene el ganadero, depositada en estas camadas. 

Eliseo Morán Gómez fue muy feliz en esta tierra, su casa, rodeado de sus hijos y nietos y contando con infinidad de amigos. Descanse en paz este hombre cordial y generoso.

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