“Ella es su nombre”. Así describía a la pregonera su amiga y presentadora, Carmen María García y así fue el Pregón de la Semana Santa de Pozoblanco de María José Martín Amor, un fiel reflejo de su vida y de su compromiso cofrade.
Un pregón que se “confinó como todos hace ahora un año” y en el que hizo un recorrido por todos los templos de Pozoblanco con Imágenes cofrades, ante las que si situó.
Tuvo palabras de cariño hacia los cofrades mayores y dijo que el esfuerzo de las Cofradías de incorporar a jóvenes debe ser “transversal” para lograr la “fórmula perfecta” con la que obtener el relevo y la continuidad de las juntas de gobierno. Y ello porque los cofrades veteranos son personas activas y a veces las Cofradías “parece que tienen para ellos un plan de jubilación anticipada” y sobre la ilusión de los jóvenes cofrades aseguró que “deben comprometerse también con la Iglesia”.
María José Martín Amor reflejó como durante la Pandemia “las casas se han convertido en iglesias porque todo ha cambiado y hemos llegado a estar más pendientes del BOE que de nuestros propios estatutos”. En el pregón se preguntó por qué dudamos de Jesús y le echamos la culpa de todo para señalar que el camino es amar y vivir como reflejo de él “porque cada uno lleva su cruz a cuestas”.
Durante una hora realizó un hermoso pregón en el que también habló de las madres “a las que si se le piden que digan a que hijo quieren más dicen que a todos por igual; pues lo mismo pasa en las Cofradías en las que todos somos necesarios” y en este punto se refirió a los nazarenos y nazarenas que desfilan en las procesiones sobre los que manifestó que “son lo más importante, ellos que no tienen relevo en el desfile y no se quejan; sin cofrades no somos nada”.
También realizó un alegato a favor de las mujeres. “María fue la que perdió a su Hijo” y muchas mujeres pierden cada día y ellas son “la pieza fundamental de todo, de María surgió la Salvación y sin una mujer no hay Salvación”, a la vez que señaló que las nazarenas “son la singularidad de la Semana Santa de Pozoblanco”. Pero también habló de los costaleros y de las bandas y de muchos detalles de la Semana Santa pozoalbense.
La pregonera contó sus sueños a lo largo del pregón y terminó diciendo que sueña con ver a las Hermandades en la calle, con volver a las tertulias, al abrazo o con disfrutar de ver una procesión en la calle”. “Sueño” concluyó su pregón María José Martín Amor, un pregón muy bien configurado que se hizo corto porque todos los asistentes estuvimos conectados a sus palabras desde el primer momento, en el que deseó una pronta recuperación para la Cofrade de Honor, Antonia Arroyo, además del bonito acompañamiento musical que tuvo con Pedro García y Cristina.
El atril estuvo colocado a la izquierda del escenario y a su lado el capirote del hábito de nazareno y el escapulario de la Cofradía Servita. Tras la pregonera, las banderas de todas las Cofradías, siendo las más cercanas a María José las de Los Dolores y de El Perdón y la Amargura. En el centro una cruz a cuyos pies estaban dos faroles plateados del paso de la Virgen de los Dolores y en la parte superior el repostero de la Agrupación. No hubo más artificios ni proyecciones, ni música enlatada porque no hizo falta y más en un pregón que comenzó con una oración por todas las víctimas del coronavirus y en el que, como siempre en El Silo, se guardaron las distancias y se cumplieron con todas las normas, incluida la toma de temperatura, generando esa seguridad y tranquilidad tan importante para los asistentes.
Al inicio del pregón las palabras de Juan Fernández, presidente de la Agrupación de Cofradías que remarcó que sí hay Semana Santa este año, aunque no habrá procesiones. También intervino el alcalde, Santiago Cabello, que dio la bienvenida a los asistentes y realizó un reconocimiento a las Cofradías pozoalbenses en un momento complicado y por su labor social. Ejerció como presentadora, la secretaria de la Agrupación, Inmaculada López y se cumplió con el ritual de de la entrega de la medalla de la pregonera del 2019, África García a María José Martín Amor, que ya forma parte del listado de proclamadores de la Semana más importante del año para los cristianos.